martes, 14 de agosto de 2007

¿Que es el Frente Popular Darío Santillán?

El Frente Popular Darío Santillán es un movimiento social y político, multisectorial y autónomo.

Se lo denomina Frente porque nace en el 2004 a partir de la confluencia de distintas organizaciones, mayoritariamente de trabajadores desocupados, con distintos perfiles ideológicos, pero que coincidían en el antimperialismo, el anticapitalismo, la construcción del poder popular, y en la necesidad de transitar un proceso de unidad basado en el desarrollo de prácticas comunes y reflexión compartida.

La denominación de Popular se corresponde con la valoración de que en nuestro país (y en el mundo), con las grandes transformaciones producidas en la economía capitalista en las últimas décadas, con la generación de “los abandonados”(caracterizados como poblaciones excedentes), con la aparición de cuentapropistas y pequeños propietarios que son asalariados encubiertos y profesionales proletarizados, que establecen nuevas formas de vinculación con la explotación capitalista y por otro lado capas gerenciales y burocráticas que sin ser dueños de los medios de producción comparten los beneficios del sistema, se han producido cambios que debemos considerar cuando pretendemos caracterizar al sujeto de las grandes transformaciones sociales.

Este sujeto ya no puede limitarse a la clase obrera ocupada formalmente, sino que abarca a un conjunto de sectores sociales que son víctimas directas o indirectas del capitalismo y que sólo pueden realizarse como tales en tanto protagonicen cambios revolucionarios, por lo que decimos que el sujeto es plural o multisectorial, y lo denominamos como pueblo trabajador, o como pueblo. Este reconocimiento de la pluralidad del sujeto no atribuye a todos los sectores el mismo peso estratégico, ya que reconocemos potencialidades diferentes de acuerdo al lugar que ocupan en la producción, sus posibilidades de acumular triunfos y organizarse, desde sus dimensiones cuantitativas y desde su experiencia de lucha.

Nuestra organización se denomina Darío Santillán en homenaje a un compañero que participaba en una de las organizaciones fundadoras del Frente: el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús, integrante del MTD Anibal Verón, que fue asesinado junto a otro compañero piquetero, Maximilano Kosteki, el 26 de junio de 2002, en una jornada de lucha desarrollada en el Puente Pueyrredón, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Darío Santillán, asesinado a los 21 años, fue y es un referente muy importante y sintetiza los valores humanos y la conciencia política de las jóvenes generaciones que, desde un compromiso concreto con las reivindicaciones mas urgentes de nuestro pueblo, luchan con vocación de impulsar cambios revolucionarios.

Decimos que el Frente Popular Darío Santillán es un movimiento, porque los distintos perfiles ideológicos originarios se fueron sintetizando en una identidad común, que reconoce matices y discusiones abiertas, pero no al punto de alentar la formación de tendencias. El proceso de síntesis política ha sido alentado por una voluntad colectiva de evitar discutir “desde las bibliotecas”, y procurar discutir siempre a partir de las incógnitas que nos van presentando nuestras prácticas, la coyuntura política del país y nuestra propia construcción.

Decimos que es un movimiento social y político, porque para nosotros las luchas sociales y políticas no son compartimentos estancos. Pensamos que toda lucha social es política y que no hay lucha política sin carnadura social. Valoramos a la conciencia política y a la conciencia de clase como procesos, y no como objetos que se introducen artificialmente desde afuera por intelectuales esclarecidos.

Decimos que nuestro movimiento es multisectorial porque si es cierto que en su origen, y en el actual desarrollo, hay un peso decisivo de las organizaciones territoriales de trabajadores desocupados, se han desarrollado también agrupaciones estudiantiles, núcleos sindicales, agrupaciones territoriales de carácter vecinal, expresiones culturales, espacios de jóvenes y de mujeres.

Decimos que nuestro movimiento es autónomo, porque la reivindicación de la autonomía es parte de nuestra experiencia y de nuestra concepción. De nuestra experiencia, porque nuestros movimientos de desocupados se forjaron luchando por nuestro derecho a exigir y decidir sobre el trabajo a realizar con los planes de empleos, conquistados durante los primeros cortes de ruta que fueron brutalmente reprimidos, disputando con el aparato político clientelar de los partidos gobernantes (Justicialismo y Alianza). De nuestra
concepción, porque nosotros nos definimos como autónomos del Estado, los partidos, las iglesias y las centrales sindicales. Porque nos sentimos herederos de todas las experiencias históricas con vocación de promover la autonomía política de los trabajadores. Porque el trazo grueso de nuestra política se genera en las Asambleas de base.

Nuestra ubicación en el contexto histórico nacional

EL Frente Popular Darío Santillán pertenece a la generación de organizaciones jóvenes de la Argentina, cuyos antecedentes se forjaron a finales de los 90, tuvieron una gran exposición pública y mediática con los acontecimientos del 2001, y se consolidaron organizativamente en los años posteriores. Está formada esencialmente por hombres y mujeres jóvenes (su promedio de edad no supera los 30 años) que provienen de la lucha social y que no han
pasado por estructuras partidarias.

Sin embargo, una mirada histórica nos permite encontrar vasos comunicantes con las generaciones del ´60 y ´70, influenciadas por la figura del Che, los procesos anticoloniales en África, la experiencia china, la guerra de Vietnam y el mayo francés. En lo local, las referencias más fuertes son la experiencia anarcosindicalista de principios del siglo XX; el 17 de octubre del 45 y la “resistencia peronista” (1955-1969); las puebladas (1969-1973)inauguradas por el Cordobazo; las coordinadoras interfabriles (1974-1975) y las luchas de resistencia contra la dictadura, simbolizadas por las Madres de Plaza de Mayo(1976-1983).

La circustancias de que en nuestro país la experiencia de lucha de los trabajadores fue muy profunda y prolongada, explica en parte por qué rápidamente pudieron construirse movimientos territoriales que organizaron a trabajadores desocupados.

Cuáles son nuestros principos organizativos

Nuestros principios organizativos son: la democracia de base, la formación, la lucha, y la autogestión.

Entendemos por democracia de base como el ejercicio democrático para la toma de decisiones. La ejecutamos en las asambleas que se realizan periódicamente en todos las agrupaciones de base, en los plenarios sectoriales (estudiantiles, territoriales, sindicales, etcétera) y en los plenarios nacionales, donde delegados con mandato de base consensúan las decisiones políticas generales.

Entendemos por formación la reflexión colectiva sobre nuestra práctica, y la incorporación de conocimientos surgidas de otras experiencias de lucha emancipatoria. En un nivel inicial utilizamos la metodología de educación popular, que promueve un diálogo de saberes.

Entendemos a la lucha no solo como la forma mas adecuada para exigir nuestras reivindicaciones y avanzar en la transformación de la sociedad, sino también como una parte constitutiva de nuestra formación política. En nuestra experiencia hemos apelados a la acción directa como principal forma de lucha: cortes de rutas y de calles, movilizaciones, ocupaciones, escraches.

Entendemos a la autogestión como la libre decisión sobre el destino de los recursos generados por nuestro propio trabajo, recibidos solidariamente, expropiados a empresas capitalistas o arrancados al Estado. En lo que hace al desarrollo de nuestros propios trabajos productivos (huertas, granjas, carpinterias, herrerías, talleres textiles y de serigrafía, tambo, panaderías, entre otros) promovemos la creación de redes de consumidores y la construcción de una economía alternativa, pensada como aporte a la resistencia al sistema capitalista.

Nuestra concepción sobre el cambio social

Nosotros entendemos al cambio social como una práctica a promover cotidianamente y como un objetivo en el tiempo. Pensamos a nuestras propias construcciones sociales y políticas como prefigurativas de una nueva sociedad. Por eso tenemos vocación de promover aquí y ahora nuevos valores,
nuevas relaciones sociales y de trabajo, nuevas formas de luchar y de actuar políticamente, nuevas formas de relación entre mujeres y hombres, entre hijos y padres, nuevas manifestaciones culturales. Con respecto al objetivo en el tiempo, le ponemos el nombre de socialismo, asimilándolo a la idea de crear una sociedad sin explotadores, pero acordando que serán los propios pueblos que protagonicen esos cambios quienes darán contenidos a esas ideas.

Nuestra posición con respecto a la etapa Kirchner

Es bastante difícil explicar las políticas adoptadas por el gobierno de Kirchner si no se hace referencia a la gran rebelión popular producida en la Argentina el 19 y 20 de diciembre de 2001, que echó al gobierno neoliberal de De la Rúa (Alianza) y cuestionó la representatividad del conjunto de la clase política, desde la consigna de “Que se Vayan Todos”. Las fuerzas populares, que tuvieron capacidad suficiente para tumbar un gobierno elegido constitucionalmente, no fueron capaces de capitalizar la crisis política, lo que sí hace el Partido Justicialista, que fue uno de los principales cuestionados por la rebelión popular, en tanto había gobernado el país en el período 1989-1999 y hacia 2001 gobernaba en las principales provincias.

Kirchner, que durante 23 años fue participante protagónico del Partido Justicialista -actor principal de la política neoliberal en la Argentina- y además durante dos períodos gobernador de la Provincia de Santa Cruz -y lobbista en la privatización de la empresa petrolera estatal (YPF)-, apela a
su remoto pasado político con una tibia participación en las movilizaciones de la década del 70, para presentarse como un heredero de la revuelta popular, y realizando en los primeros meses de su mandato una serie de gestos políticos muy bien publicitados para crear la ilusión de que la clase política iba a producir cambios efectivos favorables a las mayorías populares.

Los cambios que sí se realizaron y comienzan con la brutal devaluación efectuada en tiempos de su antecesor, Eduardo Duhalde, son del modelo de acumulación capitalista. El modelo de acumulación sustentado en la valorización financiera, que era dominante durante el gobierno de Menem y De la Rúa, fue reemplazado por un modelo donde es dominante la explotación capitalista de recursos naturales y humanos, con un perfil exportador. Este modelo, que ha coincidido con una valoración muy importante de las materias primas que exporta Argentina (soja, petróleo, minerales), ha permitido sostener un crecimiento económico muy importante, que fue financiado por capitales locales que regresaron al país desde el exterior y por la sobreexplotación
de la mano de obra, donde los trabajadores en negro (informales) representan el 43 por ciento.

La política de derechos humanos propiciada por el gobierno, centrada en la reapertura de juicios a militares genocidas y acompañada por una activa campaña de cooptación de referentes y organizaciones, queda empañada por el hecho de que en la Argentina, un 20 por ciento de la población vive con menos de 30 dólares mensuales, prolongando el genocidio económico que fue denunciado en tiempos de Menem y De la Rúa.

El próximo gobierno de Cristina Kirchner se presenta como la continuidad del modelo. El llamado del ex presidente a rearmar el Partido Justicialista con las mayoría de los gobernadores y caudillos provinciales y toda la burocracia sindical que participó y acompañó en la década del ´90, como principal base de sustento del nuevo gobierno, no hace más que reafirmar la tendencia antipopular de este proceso.

Desde el Frente Popular Darío Santillán somos opositores a la política del gobierno de Kirchner y en consecuencia debemos pagar el precio de la autonomía: cada conquista obtenida, cada derecho adquirido debe sostenerse con lucha. En esas batallas hemos ganado y perdido. Nuestro logro más importante fue la
condena a prisión perpetua de los ejecutores materiales de la Masacre de Avellaneda, donde fueron asesinados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, que fue apuntalado por una lucha que duró casi tres años, que incluyó entre otras medidas cortar todos los meses, el día 26, el puente Pueyrredón, que es el lugar donde se originó la masacre.

Nuestra extensión territorial

El Frente Popular Darío Santillán agrupa a alrededor de 3000 mujeres y hombres de nuestro pueblo distribuidos en las provincias de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Formosa y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El mayor desarrollo se encuentra en la zona sur de los cordones habitaciones que rodean a la Capital, y que son conocidos como conurbano bonaerense. Allí tenemos presencia en 14 distritos.

Nuestra proyección política local

El FPDS participa en el Movimiento Intersindical Clasista que es un agrupamiento sindical de las izquierdas. Creemos que es necesaria una herramienta de unidad de las luchas de los salariados. sindicalizados, no sindicalizados, precarizados, tercerizados, etc. El FPDS comparte tareas de formación y difusión política con el Movimiento Nacional Campesino Indigena (MNCI). El Frente Popular Dario Santillán ha promovido la constitución de un nuevo espacio político que ha realizado dos encuentros nacionales y donde participan otras expresiones afines de Santa Fe, Salta, Jujuy, Cordoba, etc. El objetivo de ese espacio era promover una nueva confluencia política con grupos afines mediante la maduración en el tiempo gracias a la acumulación de confianzas, las practicas comunes y la reflexión común. Pese a que el espacio no pudo solidificar ni cumplir sus objetivos, no abandonamos las ideas que le dieron nacimiento.

Nuestro posicionamiento internacional

La dimensión local del FPDS, y nuestra situación de no alineación con ninguna organización internacional, no invalida el hecho de que creemos muy valiosa vincularnos con experiencias y de otros países, en Latinoamérica y en el mundo.

Latinoamérica está viviendo muy especial de auge de los movimientos sociales y algunos procesos políticos que nos parece necesario diferenciar. Por ejemplo, aunque son todos partes del Mercosur, no nos parecen equiparables los gobiernos de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia y Venezuela. El rasgo diferencial en todos los casos, nos parece, es la incidencia que están teniendo y pueden tener en el futuro los movimientos sociales autónomos en el rumbo político de las decisiones de los gobiernos.

En el caso de Brasil, la Argentina, Uruguay y Chile, por la propia actitud de los gobiernos hacia los movimientos sociales autónomos, no vemos posibilidades que se supere un neoliberalismo “progresista”. Calificamos los procesos de Venezuela y Bolivia como procesos abiertos y por lo tanto nos generan expectativas.

Nuestra vinculación internacional no es con gobiernos, sino con movimientos sociales y políticos.

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